En el corazón de la exuberante jungla tailandesa, un grupo de aristócratas, ataviados con sus mejores atuendos de caza, se embarcan en una misión para capturar y matar a los más escurridizos y peligrosos. Esta fue una cacería como ninguna otra, porque la presa que buscaban no eran meros animales, sino temibles criaturas de leyenda que desafiaban toda explicación.
Dirigido por el audaz y carismático principe chakrabongse, el grupo estaba formado por algunas de las figuras más prominentes y ricas de la sociedad tailandesa. Estaban armados con los mejores rifles y acompañados por un equipo de rastreadores y cazadores expertos. El aire estaba lleno de entusiasmo y anticipación mientras se aventuraban más profundamente en la jungla, sus ojos escaneaban los árboles y el follaje en busca de cualquier señal de movimiento.
A medida que avanzaban a través de la densa maleza, el grupo se encontró con una variedad de animales exóticos, incluidos majestuosos elefantes, ágiles monos y coloridas aves. Pero sus ojos estaban puestos en algo mucho más peligroso: las bestias legendarias que vagaban por estas tierras.
Por fin, después de varios días de seguimiento y búsqueda, llegaron a un claro donde una enorme criatura se encontraba frente a ellos. Era diferente a todo lo que habían visto antes: una bestia imponente con un cuerpo tan negro como la noche, ojos que brillaban como brasas y un enorme cuerno que sobresalía de su frente. resopló y pateó el suelo, aparentemente sin miedo al grupo de cazadores.
El príncipe Chakrabongse levantó su rifle y lo apuntó, su corazón latía con emoción y miedo. Los demás siguieron su ejemplo, sus ojos fijos en la bestia. De repente, la criatura dejó escapar un rugido ensordecedor y cargó hacia ellos.